Lucas 12 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 59 versitos |
1 Habiéndose reunido grandes multitudes, tantas que se pisaban unos a otros, empezó Jesús a decir a sus discípulos: Tengan cuidado principalmente de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
2 Nada hay oculto que no haya de ser manifestado, ni escondido que no haya de darse a conocer,
3 porque cualquier cosa que hayan hablado en la oscuridad, será escuchada a la luz, y lo que hayan susurrado en las habitaciones interiores, será divulgado desde las azoteas.
4 Y yo les digo, amigos míos: No tengan temor de los que matan el cuerpo pero después nada más pueden hacer.
5 Pero les mostraré a quién temer: al que después de quitar la vida tiene poder para arrojar a la Guejana; sí, les digo: a éste teman.
6 ¿No se venden cinco gorriones por dos blancas? Sin embargo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.
7 Pero en cuanto a ustedes, aun cada uno de los cabellos de su cabeza están contados. No tengan, pues, temor, porque ustedes valen más que muchos gorriones.
8 Y yo les digo que cualquiera que me reconozca en presencia de los hombres, también el Hijo del Hombre lo reconocerá en presencia de los ángeles de Dios,
9 pero el que me niegue en presencia de los hombres, será negado en presencia de los ángeles de Dios.
10 Y a cualquiera que pronuncie alguna palabra en contra del Hijo del Hombre, le será perdonado, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.
11 Cuando los lleven a las sinagogas, ante gobernantes y autoridades, no estén preocupados de cómo se defenderán o qué dirán,
12 porque el Espíritu Santo les enseñará lo que deban decir en ese mismo momento.
13 Cierto varón entre la multitud, le dijo: Maestro, di a mi hermano que comparta la herencia conmigo.
14 Pero Jesús le dijo: Hombre, ¿quién me ha designado como juez o árbitro sobre ustedes?
15 Luego dijo a sus discípulos: Tengan cuidado con toda forma de codicia, porque la vida no consiste en la abundancia de bienes.
16 Y les refirió una parábola: La tierra de cierto varón rico le había producido una abundante cosecha,
17 y pensaba para sí mismo, diciendo: “¿Qué voy hacer? Pues no tengo dónde almacenar mis cosechas”.
18 Entonces dijo: “Esto haré: derribaré mis graneros y construiré unos más grandes donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes,
19 y diré a mi alma: ‘Alma mía, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; reposa, come, bebe, disfruta’”.
20 Pero Dios le dijo: “¡Insensato! Esta noche demandan tu vida, y esto que has provisto, ¿para quién será?”
21 Así es el que acumula tesoros para sí y no es rico para con Dios.
22 Y dijo a sus discípulos: Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán, ni por su cuerpo, qué vestirán,
23 porque el alma es más importante que la comida, y el cuerpo es más importante que la ropa.
24 Consideren a los cuervos, que ni siembran ni cosechan; no tienen bodegas ni graneros, y Dios los alimenta. Así pues ¡cuánto más valiosos son ustedes que las aves!
25 ¿Y quién de ustedes podrá con su preocupación añadir un codo a su estatura?
26 Pues si no son capaces de hacer ni lo que es menos, ¿por qué se preocupan por lo demás?
27 Consideren a los lirios, cómo crecen, que no trabajan ni tejen, pero yo les digo que ni siquiera Salomón con todo su esplendor se vistió como uno de éstos.
28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada a un horno, ¿cuánto más a ustedes, oh hombres de poca fe?
29 No busquen qué comerán o qué beberán; que no se distraiga su mente con estas cosas,
30 porque todas estas cosas busca la gente del mundo, pero su Padre sabe que también ustedes tienen necesidad de estas cosas.
31 Busquen, pues, el reino de Dios, y todas estas cosas les serán añadidas.
32 No tengan temor, rebaño pequeño, porque a su Padre le ha placido darles el reino.
33 Vendan sus posesiones y den ayuda; háganse bolsas que no se desgasten, un tesoro inagotable en el Cielo, donde el ladrón no se acerca ni la polilla destruye.
34 Porque donde esté su tesoro, allí también estará su corazón.
35 Estén siempre preparados y sus lámparas encendidas,
36 y sean como los hombres que esperan a su amo entretanto vuelve del lugar del banquete, para que cuando llegue y llame a la puerta, le abran de inmediato.
37 Dichosos aquellos siervos a quienes al llegar su amo los encuentre alertas; en verdad les digo que se preparará, y sentándolos a la mesa, se acercará y les servirá.
38 Ya sea que llegue en la segunda vigilia, ya sea que en la tercera, si los encuentra así, dichosos serán aquellos siervos.
39 Y estén seguros de esto: si el dueño de la casa supiera en cuál vigilia vendría el ladrón, estaría alerta y no permitiría que irrumpiera en su casa.
40 Así pues, ustedes también estén preparados, porque a la hora que no esperen vendrá el Hijo del Hombre.
41 Simón Cefas le dijo: Señor nuestro, ¿esta parábola la dices para nosotros o también para todos?
42 Jesús le dijo: ¿Quién es, pues, el mayordomo fiel y prudente a quien su amo designará sobre su servidumbre para que les dé sus raciones a su tiempo?
43 Dichoso aquel siervo que al regresar su amo lo encuentre haciendo así.
44 En verdad les digo que lo designará sobre todas sus posesiones.
45 Pero si aquel siervo dijera en su corazón: “Mi amo tarda en llegar”, y empezara a golpear a los criados y a las criadas de su señor, y comenzara a comer y a beber y a embriagarse,
46 el amo de aquel siervo llegará un día cuando no espera, y a una hora que no sabe, y poniéndolo aparte, le asignará su lugar junto con los incrédulos.
47 Porque el siervo que sabe cuál es la voluntad de su amo, pero no se prepara conforme a la voluntad de él, recibirá muchos azotes,
48 pero al que no supo cuál era y hace algo digno de azotes, recibirá pocos azotes. Porque a todo aquel a quien le ha sido dado mucho, mucho se le exigirá, y a quien se le haya confiado mucho, más se exigirá de su parte.
49 He venido para echar fuego sobre la tierra, y deseo que ya esté encendido.
50 De un bautismo tengo que ser bautizado, y mucho me angustio hasta que se cumpla.
51 ¿Piensan que vine a instaurar la paz en la tierra? Les digo que no, sino divisiones.
52 Porque desde ahora cinco estarán divididos en una familia, tres contra dos y dos contra tres,
53 porque estarán divididos el padre contra su hijo, y el hijo contra su padre; la madre contra su hija, y la hija contra su madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.
54 También dijo a las multitudes: Cuando ven una nube que sale del poniente, dicen enseguida: “Va a llover”, y así sucede,
55 y cuando sopla el viento del sur dicen: “Va a hacer calor”, y así pasa.
56 ¡Hipócritas! Saben reconocer el aspecto de la tierra y del cielo, pero ¿cómo no reconocen este tiempo?
57 ¿Por qué, pues, no juzgan por sí mismos la verdad?
58 Al comparecer con tu adversario ante el gobernante, intenta ponerte de acuerdo con él para que desista mientras vas por el camino, para que no te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al oficial y el oficial te ponga en prisión.
59 En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.


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