II Crónicas  2, 11-16

(2:10) Jirán, rey de Tiro, respondió a Salomón con una carta º en la que le decía: “Por amor a su pueblo, el Señor te ha convertido en su rey. (2:11) ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que ha dado al rey David un hijo sabio, prudente e inteligente, capaz de edificar un Templo al Señor y un palacio real para sí mismo! (2:12) Te envío a Jirán Abí, hombre experto e inteligente, º (2:13) hijo de madre danita y de padre tirio, especialista en oro, plata, bronce y hierro; en piedra y madera; en tintas color púrpura, azul, carmesí y en lino blanco; especialista también en toda clase de grabados y capaz de ejecutar cualquier proyecto que se le encargue, junto con tus maestros y los de mi señor, tu padre David. (2:14) Envía, pues, a tus servidores el trigo, la cebada, el aceite y el vino que has prometido, (2:15) y nosotros cortaremos toda la madera del Líbano que necesites y te la llevaremos en balsas a Jafa por mar, para que tú la transportes a Jerusalén”.
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