II Crónicas  34, 8-18


Las obras del Templo.
El año dieciocho de su reinado, mandó a Safán, hijo de Asalías, a Maasías, comandante de la ciudad, y a Joaj, hijo de Joacaz, heraldo, que reparasen el templo de Yahvé, su Dios, para purificar la tierra y el edificio. Fueron ellos donde el sumo sacerdote Jilquías y le entregaron el dinero traído al templo de Dios, que los levitas y porteros habían recibido de Manasés y de Efraín y de todo el resto de Israel, de todo Judá y Benjamín y de los habitantes de Jerusalén. Lo pusieron en manos de los que hacían el trabajo, los encargados del templo de Yahvé, y éstos se lo dieron a los obreros para reparar y restaurar el edificio. Lo dieron a los carpinteros, constructores y albañiles para la compra de piedra de cantería, madera y vigas de trabazón para el maderamen de los edificios destruidos por los reyes de Judá.
Estos hombres ejecutaban los trabajos con honradez. Estaban bajo la vigilancia de Yájat y Abdías, levitas de los hijos de Merarí, y de Zacarías y Mesulán, de los hijos de Queat, que les dirigían, y de otros levitas; todos ellos maestros en tañer instrumentos músicos. Dirigían también a los peones de carga y a todos los que trabajaban en la obra, en los distintos servicios. Entre los levitas había además escribas, notarios y porteros.

Descubrimiento del rollo de la Doctrina.
Cuando estaban sacando el dinero traído al templo de Yahvé, el sacerdote Jilquías encontró el rollo de la Doctrina de Yahvé dada por Moisés. Jilquías tomó la palabra y dijo al secretario Safán: «He encontrado un rollo de la Doctrina en el templo de Yahvé». Y entregó el rollo a Safán. Safán llevó el libro al rey, y le rindió cuentas diciendo: «Tus siervos están haciendo todo lo que les ha sido encargado. Han fundido el dinero traído al templo de Yahvé y lo han entregado a los encargados y a los que trabajan en la obra.» El secretario Safán informó también al rey: «El sacerdote Jilquías me ha entregado un rollo.» Y Safán leyó una parte ante el rey.
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