II Corintios 3, 14-15

Pero se embotaron sus inteligencias. En efecto, hasta el día de hoy permanece ese mismo velo en la lectura del Antiguo Testamento, y no se levanta, pues sólo en Cristo desaparece*. Hasta el día de hoy, siempre que se lee a Moisés, un velo ciega sus mentes.
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