II Samuel  19, 24-30

[[19:25]] También Mefibóset, nieto de Saúl, bajó al encuentro del rey. No había aseado sus manos, no había cuidado su bigote ni había lavado sus vestidos desde el día en que se marchó el rey hasta el día en que volvió en paz a Jerusalén*. [[19:26]] Cuando llegó al encuentro del rey, éste le dijo: «¿Por qué no viniste conmigo, Mefibóset?» [[19:27]] Respondió él: «¡Oh rey, señor mío! Mi servidor me engañó. Yo había pensado aparejar mi asno, montar en él e irme con el rey, porque tu siervo es cojo. [[19:28]] Pero él me ha calumniado ante mi señor el rey. Sin embargo, el rey mi señor es como el Ángel de Dios y harás lo que creas conveniente. [[19:29]] Toda la familia de mi padre merecía la muerte de parte del rey mi señor, y tú, con todo, has puesto a tu siervo entre los que comen a tu mesa. ¿Qué derecho tengo yo a implorar todavía al rey?» [[19:30]] El rey le contestó: «¿Para qué vas a seguir repitiendo tus palabras? He decidido que tú y Sibá os repartáis las tierras.» [[19:31]] Respondió Mefibóset al rey: «Por mí puede llevárselo todo, ya que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.»
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