Ester  10, 3

Y es que el judío Mardoqueo era el segundo después del rey, persona importante entre los judíos, amado por la multitud de sus hermanos, preocupado por el bien de su pueblo y procurador de la paz de su raza*.
(a) Mardoqueo dijo: «¡De Dios ha venido todo esto!
(b) Porque, haciendo memoria del sueño que tuve, ninguna de aquellas cosas ha dejado de cumplirse:
(c) ni la pequeña fuente, convertida en río, ni la luz, ni el sol, ni el agua abundante. El río es Ester, a quien el rey hizo esposa y reina.
(d) Los dragones somos yo y Amán.
(e) Los pueblos son los que se reunieron para destruir el nombre judío.
(f) Mi pueblo es Israel, que clamó a Dios y fue salvado. Salvó el Señor a su pueblo, el Señor nos liberó de todos estos males; obró Dios grandes señales y prodigios como nunca los hubo en los demás pueblos.
(g) Por eso, Dios ha marcado dos suertes: una para su pueblo y otra para los pueblos restantes.
(h) Y estas dos suertes se han cumplido en la hora, ocasión y día determinados en presencia de Dios y de todos los pueblos.
(i) Dios entonces se acordó de su pueblo y dictó sentencia a favor de su heredad*;
(k) para éstos, los días catorce y quince del mes de Adar serán días de asamblea, de alegría y gozo delante de Dios, por todas las generaciones para siempre, en su pueblo Israel.»
(l) En el año cuarto del reinado de Tolomeo y Cleopatra, Dositeo, que decía ser sacerdote y levita, y su hijo Tolomeo, trajeron la presente carta relativa a los Purim. Aseguraron que era auténtica y que había sido traducida por Lisímaco, hijo de Tolomeo, de la ciudad de Jerusalén.
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