Isaías 37, 33-37

Por eso, así dice Yahvé del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, no lanzará flechas en ella, no se le acercará con escudo, ni alzará en contra de ella empalizada. Volverá por la ruta que ha traído, y no entrará en esta ciudad —oráculo de Yahvé—. Escudaré a esta ciudad para salvarla, por quien soy y por mi siervo David.» Aquella misma noche* salió el Ángel de Yahvé e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres; a la hora de despertarse, por la mañana, no había más que cadáveres. Senaquerib, rey de Asiria, regresó a su país y se estableció en Nínive.
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