Isaías 66, 7-14

«Antes de tener dolores, ya había dado a luz; antes de llegarle el parto, había parido un varón*: ¿Quién oyó tal? ¿Quién vio cosa semejante? ¿Se da a luz a un país en sólo un día? ¿O nace un pueblo todo de una vez? Pues apenas sintió los dolores, parió Sión a sus hijos. Si yo soy quien abre la matriz, ¿no haré también parir? —dice Yahvé—. Y si yo soy quien hago dar a luz, ¿acaso voy a obstruirle el paso? —dice tu Dios—. ¡Congratulaos con Jerusalén, regocijaos por ella todos los que la amáis; llenaos de alegría por ella todos los que por ella hacíais duelo! Para que maméis y os saciéis del consuelo de sus pechos, para que chupéis y os deleitéis de su ubre bien cargada. Porque esto dice Yahvé: Ved cómo dirijo hacia ella como río el bienestar, como caudal desbordante las riquezas de las naciones. Mamaréis acunados en los brazos, sobre las rodillas seréis acariciados. Como uno a quien su madre consuela, así yo os consolaré (y en Jerusalén seréis consolados). Cuando lo experimentéis, se alegrará vuestro corazón; vuestros huesos retoñarán lo mismo que el césped. Yahvé dará a conocer su poder a sus siervos, y su enojo a sus enemigos.
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