Genesis 12, 1-14

El Señor dijo a Abrán:
– Sal de tu tierra nativa
y de la casa de tu padre,
a la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo,
te bendeciré, haré famoso tu nombre,
y servirá de bendición. Bendeciré a los que te bendigan,
maldeciré a los que te maldigan.
En tu nombre se bendecirán
todas las familias del mundo. Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abrán tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Abrán llevó consigo a Saray, su mujer; a Lot, su sobrino; todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Jarán. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén y llegó a la encina de Moré – en aquel tiempo habitaban allí los cananeos– . El Señor se apareció a Abrán y le dijo:
– A tu descendencia le daré esta tierra.
Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y estableció allí su campamento, con Betel al oeste y Ay al este; construyó allí un altar al Señor e invocó el Nombre del Señor. Abrán se trasladó por etapas al Negueb.

Abrán en Egipto
20; 26,1-11

Pero sobrevino una carestía en el país y, como había mucha hambre, Abrán bajó a Egipto para residir allí. Cuando estaba llegando a Egipto, dijo a Saray, su mujer:
– Mira, eres una mujer muy hermosa; cuando te vean los egipcios, dirán: es su mujer. Me matarán a mí y a ti te dejarán viva. Por favor, di que eres mi hermana, para que me traten bien en atención a ti, y así, gracias a ti, salvaré la vida. Cuando Abrán llegó a Egipto, los egipcios vieron que su mujer era muy hermosa,
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