Genesis 29, 1-35


Jacob y Raquel
24; Éx 2,15

Jacob se puso en camino y se dirigió al país de los orientales. Cuando he aquí que en campo abierto vio un pozo y tres rebaños de ovejas descansando junto a él, porque en ese pozo daban de beber a los rebaños. La piedra que tapaba el pozo era enorme, tanto que se reunían allí todos los pastores, corrían la piedra de la boca del pozo y daban de beber a las ovejas; después colocaban de nuevo la piedra en su sitio en la boca del pozo. Jacob les dijo:
– Hermanos, ¿de dónde son?
Contestaron:
– Somos de Jarán. Les preguntó:
–¿Conocen a Labán hijo de Najor?
Contestaron:
– Lo conocemos. Les dijo:
–¿Qué tal está?
Contestaron:
– Está bien. Justamente Raquel su hija está llegando con las ovejas. Él dijo:
– Todavía es pleno día, no es hora de recoger el ganado. ¿Por qué no dan de beber a las ovejas y las llevan a pastar? Replicaron:
– No podemos hasta que se reúnan todos los rebaños. Entonces corremos la piedra de la boca del pozo y damos de beber a las ovejas. Todavía estaba hablando con ellos, cuando llegó Raquel, que era pastora, con las ovejas de su padre. Cuando Jacob vio a Raquel, hija de Labán, su tío materno, y las ovejas de Labán, su tío materno, corrió la piedra de la boca del pozo y dio de beber a las ovejas de Labán, su tío materno. Después Jacob besó a Raquel y rompió a llorar ruidosamente. Jacob explicó a Raquel que era hermano de su padre, hijo de Rebeca. Ella corrió a contárselo a su padre. Cuando Labán oyó la noticia sobre Jacob, hijo de su hermana, corrió a su encuentro, lo abrazó, lo besó y lo llevó a su casa. Jacob contó a Labán todo lo sucedido. Labán le dijo:
–¡Eres de mi carne y sangre!
Y se quedó con él un mes. Labán dijo a Jacob:
– El que seas mi hermano no es razón para que me sirvas gratuitamente; dime qué salario quieres. Labán tenía dos hijas: la mayor se llamaba Lía, la menor se llamaba Raquel. Lía tenía ojos apagados, Raquel era guapa y de buen tipo. Jacob estaba enamorado de Raquel, y le dijo:
– Te serviré siete años por Raquel, tu hija menor. Contestó Labán:
– Más vale dártela a ti que dársela a un extraño. Quédate conmigo. Jacob sirvió por Raquel siete años y estaba tan enamorado, que le parecieron unos días. Jacob dijo a Labán:
– Se ha cumplido el tiempo, dame a mi mujer, que me acueste con ella. Labán reunió a todos los hombres del lugar y les ofreció un banquete. Anochecido, tomó a su hija Lía, se la llevó a él y él se acostó con ella. Labán entregó su criada Zilpa a su hija Lía como criada. Al amanecer descubrió que era Lía, y protestó a Labán:
–¿Qué me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué me has engañado? Contestó Labán:
– No es costumbre en nuestro lugar dar la pequeña antes de la mayor. Termina esta semana y te daré también la otra en pago de que me sirvas otros siete años. Jacob aceptó, terminó aquella semana y él le dio por mujer a su hija Raquel. Labán entregó a su hija Raquel su criada Bilha como criada. Se acostó también con Raquel y quiso a Raquel más que a Lía; y se quedó a servir otros siete años.

Hijos de Jacob
Sal 127,3; 128,3

Viendo el Señor que Lía no era correspondida, la hizo fecunda; mientras Raquel seguía estéril. Lía concibió, dio a luz a un hijo y lo llamó Rubén diciendo:
– Ha visto el Señor mi aflicción y ahora me querrá mi marido. Volvió a concebir, dio a luz un hijo y comentó:
– Ha oído el Señor que no era correspondida y me ha dado este hijo. Y lo llamó Simeón. Volvió a concebir, dio a luz un hijo y comentó:
– Esta vez mi marido se sentirá ligado a mí, pues le he dado tres hijos.
Por eso lo llamó Leví. Volvió a concebir, dio a luz un hijo y comentó:
– Esta vez doy gracias al Señor.
Por eso lo llamó Judá. Y dejó de dar a luz.
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