Hechos 9, 17-19

Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos diciendo:
– Saulo, hermano, me envía el Señor Jesús, el que se te apareció cuando venías por el camino, para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo. Al instante se le cayeron de los ojos como unas escamas, recobró la vista, se levantó, se bautizó, comió y recobró las fuerzas. Y se quedó unos días con los discípulos de Damasco.
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