I Pedro 2, 21-23

Para esto fuisteis llamados. Porque también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni en su boca se halló engaño alguno». Cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; cuando padecía, no amenazaba. Sino que se entregaba al que juzga con justicia.
Ver contexto