I Pedro 4, 12-19

Queridos hermanos, no os extrañéis del incendio que se ha producido entre vosotros para vuestra prueba, como si os hubiera sucedido algo extraño. Más bien, a medida que tomáis parte en los padecimientos de Cristo, alegraos, para que también en la revelación de su gloria saltéis de gozo. Bienaventurados vosotros si sois ultrajados por el nombre de Cristo, porque algo de la gloria y el Espíritu de Dios descansan sobre vosotros. Que ninguno de vosotros tenga que sufrir por criminal, o por ladrón, o por malhechor, o por entrometido. Pero si es por cristiano, no se avergüence, sino dé gloria a Dios por este nombre. Porque ya es tiempo de que comience el juicio por la casa de Dios. Y si empieza por nosotros, ¿cuál será el final de los que se rebelan contra el Evangelio de Dios? Y «si el justo a duras penas se salva, ¿dónde podrá presentarse el impío y el pecador?». Así pues, también los que sufren según la voluntad de Dios, pongan sus almas en manos del Creador fiel, practicando el bien.
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