Genesis 3, 2-6

Respondió la mujer a la serpiente: Del fruto de los árboles del jardín podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del jardín dijo Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, para que no muráis. Dijo la serpiente a la mujer: No, no moriréis; al contrario, Dios sabe que el día que comáis de él se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal. Vio la mujer que el árbol tenía frutos sabrosos y que era seductor a la vista y codiciable para conseguir sabiduría; tomó de sus frutos y comió, y dio también a su marido, que estaba con ella, y que igualmente comió de él.
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