I Timoteo 1, 9-10

o sea, teniendo en cuenta que la ley no está ahí para el hombre honrado, sino para prevaricadores y rebeldes, para impíos y pecadores, para profanadores y sacrílegos, para parricidas y matricidas, para homicidas, para adúlteros, para sodomitas, para traficantes de seres humanos, para embusteros, para perjuros y para cualquier otra cosa que se oponga a la sana doctrina
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