I Timoteo 3, 14-16

Te estoy escribiendo esta carta con la esperanza de reunirme pronto contigo. Pero si me retraso, quiero que sepas cómo debe uno portarse en la casa de Dios, o sea en la Iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. Y, sin ningún lugar a dudas, es grande el misterio de la piedad: se ha revelado en la carne, justificado en el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre los gentiles, creído en el mundo, ascendido a la gloria.
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