II Corintios 3, 14-16

Pero sus inteligencias fueron embotadas. Porque hasta el día de hoy, en la lectura del Antiguo Testamento, sigue sin descorrerse el mismo velo, porque éste sólo en Cristo queda destruido. Hasta hay, pues, cuantas veces se lee a Moisés, permanece el velo sobre sus corazones. Pero «cuantas veces uno se vuelve al Señor, se quita el velo» (Éx 34,34).
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