II Macabeos 6, 12-16

Ruego a aquellos que por ventura den con este libro que no se desconcierten por estas calamidades, sino que piensen que estos castigos no son para destrucción, sino para instrucción de nuestra raza. Pues no dejar tranquilos por mucho tiempo a los que pecan, sino hacerles sufrir pronto el castigo, es señal de gran benevolencia. Por lo que se refiere a las otras naciones, el Soberano difiere con toda paciencia el castigo, hasta que llegan al colmo de sus pecados; pero por lo que se refiere a nosotros, no juzgó que debía ser así, para no castigarnos en el último momento, cuando llegan al tope nuestros pecados. Por eso, nunca aparta de nosotros su misericordia, y cuando instruye y corrige con desgracias, no abandona a su pueblo.
Ver contexto