Hechos 4, 1-5

Mientras estaban hablando al pueblo, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, molestos de que enseñaran al pueblo y de que anunciaran la resurrección de entre los muertos en la persona de Jesús. Les echaron mano y los pusieron en la cárcel hasta el amanecer, porque era ya tarde. Pero muchos de los que oyeron el discurso abrazaron la fe, y llegó su número a unos cinco mil. A la mañana siguiente se congregaron en Jerusalén los jefes, los ancianos y los escribas;
Ver contexto