Hechos 8, 1-3

Saulo estaba de acuerdo con aquella muerte. Comenzó en aquel día una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén, y todos se dispersaron por los lugares de Judea y de Samaría, a excepción de los apóstoles. Hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran luto por él. Saulo, en tanto, devastaba la Iglesia: entraba de casa en casa; apresaba hombres y mujeres y los metía en la cárcel.
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