Isaías 1, 13-18

No sigáis trayendo vana ofrenda, el incienso me es abominable. Novilunios, sábados, asambleas: crimen con festividad no lo soporto. Vuestros novilunios y vuestras solemnidades yo las detesto; son para mí una carga que ya estoy cansado de llevar. Cuando extendáis vuestras palmas, ocultaré de vosotros mis ojos; aunque multipliquéis las oraciones, no os escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre: lavaos, purificaos, apartad vuestras malas acciones de delante de mis ojos; cesad de obrar el mal, aprended a obrar el bien; buscad lo que es justo, enderezad lo violento; defended al huérfano, proteged a la viuda. Dios ofrece el perdón a su pueblo Venid, pues, y discutamos, - dice Yahvéh -: si son vuestros pecados como la grana, blanquearán como la nieve; si son rojos como el carmín, se volverán como la lana.
Ver contexto