Isaías 14, 13-21

Tú que decías en tu corazón: Subiré a los cielos, por cima de los astros de Dios elevaré mi trono; me sentaré en el monte de la Asamblea, en el límite extremo del norte. Subiré sobre las alturas de las nubes, me igualaré al Altísimo. ¡Pero al Seol has sido derribado, al límite extremo del pozo! Los que te ven, te miran, se fijan en ti: ¡Éste es aquel que estremecía la tierra, conmovía los reinos, hacía del mundo un desierto, destruía sus ciudades, no devolvía sus prisioneros a casa! Los reyes todos de las naciones, todos ellos yacen con gloria, cada uno en su morada; pero tú yaces arrojado, sin tu sepulcro, como tronco detestado, vestido de muertos traspasados a espada, como cadáver hollado. Ellos bajaron a tumbas de piedra; tú no te juntarás con ellos en el sepulcro, porque has destruido tu país, has degollado a tu pueblo. No se nombrará nunca más la ralea de los malvados. Preparad la hecatombe para sus hijos por la iniquidad de sus padres: que no se levanten a conquistar la tierra y a llenar de ruinas el orbe. '
Ver contexto