Jeremías  12, 1-10

Yahvéh, tú eres justo, aunque yo discuta contigo; sólo quiero formularte una cuestión: ¿Por qué el camino de los impíos es feliz, les va bien a todos los que actúan de malafe? Los plantas, y echan raíces, hacen progresos y hasta dan fruto. Estás cerca tú de su boca, pero lejos de sus corazones. Yahvéh, tú me conoces, me ves, sondeas mi corazón a tu respecto. Sepáralos como ovejas para el matadero, conságralos para el día de la matanza. ¿Hasta cuándo hará duelo el país y estará la hierba de todo el campo reseca? Por la maldad de sus habitantes, bestias y aves desaparecieron. Pero dicen ellos: No ve nuestros caminos. Si corriendo con los de a pie, te fatigan, ¿cómo vas a competir con caballos? Si en país tranquilo te sientes postrado, ¿qué harás en la jungla del Jordán? Sí; tus propios hermanos y la casa de tu padre, ellos mismos te son desleales; también ellos te critican a pleno pulmón. No te fies de ellos, aunque te den buenas palabras. He abandonado mi casa, he rechazado mi heredad, he entregado el amor de mi almaen mano de sus enemigos. Mi heredad fue para mícomo león en la selva: lanzó contra mí su rugido, por eso la aborrecí. ¿Es una hiena mi heredad para mí, que en torno suyo se congregan las avesde rapiña? Id, juntad todas las fieras del campo, traedlas al banquete. Pastores numerosos han destruido mi viña, han pisoteado mi parcela, han convertido mi deliciosa parcela en un horroroso desierto,
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