Jeremías  6, 1-18

Buscad un refugio, benjaminitas, fuera de Jerusalén. Tocad la trompeta en Teqoa, encended una almenara en BethaKérem, porque asoma por el norte una desgracia, un desastre inmenso. A la hermosa y delicada, a la hija de Sión voy a destruir. Pastores vienen hacia ella con sus rebaños; plantan tiendas junto a ella, a su alrededor, cada uno apacienta su porción. Proclamad guerra santa contra ella. Levantaos, ataquemos al mediodía. ¡Ay de nosotros, que declina el día, que se extienden las sombras del ocaso! Levantaos, ataquemos por la noche, derribemos sus palacios. Pues así dice Yahvéh Sebaot: Talad sus árboles, alzad contra Jerusalén un terraplén. Es la ciudad que ha de ser castigada; todo en ella es opresión. Como en un pozo mana el agua, así en ella mana la maldad: violencia y ruina se escuchan en ella, ante mí hay siempre dolores y llagas. Déjate amaestrar, Jerusalén: si no, mi alma se apartará de ti; si no, te dejaré hecha un desierto, una tierra no habitada. Así dice Yahvéh Sebaot: Rebusca, rebusca, como en una viña, lo que queda de Israel; vuelve a pasar tu mano, como el vendimiador, por los sarmientos. ¿A quiénes hablaré y exhortaré para que me escuchen? Su oído está cerrado, no pueden atender. La palabra de Yahvéh es para ellos oprobio, no la quieren. Por eso estoy lleno de la ira de Yahvéh, estoy cansado de reprimirla. Vuélcala sobre el niño en la calle, y sobre la tertulia de jóvenes también. Pues presos serán el nombre y la mujer, el anciano y la colmada de días. Pasarán sus casas a otros, campos y mujeres a la vez; porque voy a extender mi mano contra los habitantes del país- oráculo de Yahvéh -. Porque desde el menor hasta el mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con engaño. Curan a la ligera la herida de mi pueblo, diciendo: Va todo muy bien, mientras todo va mal. Debieran avergonzarse de las abominaciones cometidas. Pero no sólo no se avergüenzan, mas ni siquiera saben lo que es ruborizarse. Por eso caerán entre los que caigan, el día en que yo los visite se desplomarán. Así dice Yahvéh: Paraos en los caminos y mirad, preguntad por los senderos antiguos, cuál es el buen camino y seguidlo, así hallaréis reposo para vuestras almas. Pero ellos respondieron: No queremos seguirlo. Puse sobre vosotros centinelas: Estad atentos al sonido de la trompeta. Pero ellos dijeron: No queremos atender. Por eso, oid, naciones; conoce, comunidad, lo que les va a suceder.
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