Marcos 12, 12-15

Ellos intentaban arrestarlo, pero tuvieron miedo al pueblo; pues se habían dado cuenta de que por ellos había dicho esa parábola. Lo dejaron, pues, y se fueron. Luego le envían algunos fariseos y herodianos para cazarlo en alguna palabra. Llegan, pues, y le dicen: «Maestro, sabemos que eres sincero y que nada te importa de nadie porque no te fijas en las apariencias de las personas, sino que enseñas realmente el camino de Dios. ¿Es lícito pagar tributo al César: sí o no? ¿Debemos pagarlo o no debemos pagarlo?» Pero él, sabiendo bien su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario para verlo.»
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