Mateo 17, 1-8

Seis días después, toma Jesús a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los conduce a un monte alto, aparte. Y allí se transfiguró delante de ellos: su rostro resplandeció como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En aquel momento se les aparecieron Moisés y Elías, que conversaban con él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: ¡Señor, qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haré aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Todavía estaba él hablando, cuando una nube luminosa los envolvió y de la nube salió una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me he complacido; escuchadle. Al oír esto los discípulos, cayeron rostro en tierra y quedaron sobrecogidos de espanto. Entonces se acercó Jesús, los tocó y les dijo: Levantáos y no tengáis miedo y cuando ellos alzaron los ojos, no vieron a nadie, sino a él, a Jesús solo.
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