Romanos  12, 14-21

Bendecid a los que os persiguen; bendecidlos, y no los maldigáis. Alegraos con los que se alegran. Llorad con los que lloran. Tened unos con otros el mismo sentir no abrigando sentimientos de grandeza, sino dejándoos llevar al trato con los humildes. «No os tengáis por sabios ante vosotros mismos» (Prov 3,7). A nadie devolváis mal por mal. «Procurad hacer el bien aun delante de todos los hombres» (Prov. 3,4). Si es posible, y en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis personalmente, queridos míos, sino dad lugar a la ira (de Dios). Porque escrito está «A mí me corresponde la venganza; yo daré el pago merecido, dice el Señor» (Dt 32,35). Antes bien: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Porque, haciendo esto, ascuas ardientes acumularás sobre su cabeza» (Prov 25,21s). No te dejes vencer por el mal, sino vence al mal con el bien.
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