Job  21, 7-18

¿Por qué siguen vivos los impíos, Y envejecen, y acrecientan su poder? Su simiente es afianzada, con ellos y ante ellos: Ahí están sus vástagos ante sus ojos, Sus casas están seguras, sin temores, Y la vara de Eloah no los azota. Su toro fecunda sin fallar, Su vaca pare, y no aborta. Sueltan a sus pequeños cual rebaño, Y sus hijos andan brincando, Cantan al son de cítaras y panderos, Y se regocijan con el tono de la flauta. Sus días transcurren en prosperidad, Y bajan serenamente al sepulcro. Sin embargo, han dicho a DIOS: ¡Apártate de nosotros, que no nos interesa el conocimiento de tus caminos! ¿Quién es Shadday para que le sirvamos, Y qué nos aprovecha el suplicarle? ¿No está en sus propias manos su bienestar, Aunque el plan de los malvados esté lejos de Él? Porque, ¿cuántas veces es apagada la lámpara de los impíos, O se abate sobre ellos su quebranto, O les reparte sufrimientos en su ira? ¿Son acaso como paja al viento, O como tamo que arrebata el torbellino?
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