Genesis 6, 2-8

los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran bellas y se escogieron mujeres entre ellas. Dijo entonces el Señor: «Mi espíritu no durará por siempre en el hombre, porque es carne; solo vivirá ciento veinte años». Por aquel tiempo había gigantes en la tierra; e incluso después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y engendraron hijos. Estos fueron los héroes de antaño, los hombres de renombre. Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra y que todos los pensamientos de su corazón tienden siempre y únicamente al mal, el Señor se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra y le pesó de corazón. Dijo, pues, el Señor: «Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho, junto con los cuadrúpedos, reptiles y aves del cielo, pues me pesa haberlos hecho». Pero Noé obtuvo el favor del Señor.
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