Deuteronomio  27, 11-26

Aquel día Moisés ordenó al pueblo: «Cuando paséis el Jordán, para bendecir al pueblo se colocarán en el monte Garizín los siguientes: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín. Y en el monte Ebal, para la maldición, se colocarán estos: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí. Los levitas tomarán la palabra y dirán en voz alta a todos los hombres de Israel: Maldito el hombre que haga un ídolo tallado o fundido —abominación del Señor, obra de las manos de artífice— y lo coloque en lugar secreto. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien desprecie a su padre o a su madre. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien remueva los mojones de su vecino. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien desvíe a un ciego en el camino. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien viole el derecho del emigrante, del huérfano y de la viuda. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien se acueste con la mujer de su padre, porque abre el lecho de su padre. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien se acueste con cualquier bestia. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien se acueste con su suegra. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien mate a escondidas a su prójimo. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien se deje sobornar para quitar la vida a un inocente. Y todo el pueblo dirá: Amén. Maldito quien no mantenga las palabras de esta ley para cumplirlas. Y todo el pueblo dirá: Amén.
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