Deuteronomio  32, 26-43

Me dije: “Los aniquilaría, | y borraría su memoria entre los hombres”. Si no temiese las burlas del enemigo, | y la mala interpretación del adversario, | no sea que digan: “Nuestra mano ha vencido, | no es el Señor quien ha hecho todo esto”. Porque es gente que ha perdido el juicio, | y que carece de inteligencia. Si fueran sabios, comprenderían esto, | entenderían su destino. ¿Cómo puede uno perseguir a mil, | y dos poner en fuga a diez mil, | si no fuera porque los ha vendido su Roca | y el Señor los ha entregado? Porque su roca no es como nuestra Roca, | y nuestros enemigos pueden comprobarlo. Su cepa proviene de la viña de Sodoma, | de los campos de Gomorra, | sus uvas son uvas venenosas | y sus racimos son amargos; su vino es veneno de serpientes, | ponzoña mortal de víboras. ¿No tengo todo esto guardado, | sellado en mis depósitos, para mi venganza y recompensa, | en el día que tropiecen sus pies? | Pues el día de su ruina se acerca, | y se precipita su destino. (El Señor hará justicia a su pueblo, | y tendrá piedad de sus siervos). | Cuando vea que se debilitan sus manos, | y que no hay ya esclavo ni libre, dirá: “¿Dónde están sus dioses, | la roca donde se refugiaban? Los que comían la grasa de sus víctimas | y bebían el vino de sus ofrendas, | que se levanten para socorreros, | que sean vuestro refugio”. Pero ahora mirad: soy yo, solo yo, | y no hay dios fuera de mí. | Yo doy la muerte y la vida, | yo hiero y yo curo, | y no hay quien pueda librar de mi mano. Levanto mi mano al cielo | y digo: “Como vivo yo eternamente, cuando afile el rayo de mi espada, | y empuñe en mi mano el juicio, | tomaré venganza de mis enemigos | y daré su paga a los que me aborrecen, embriagaré de sangre mis flechas | y mi espada devorará carne, | de la sangre de caídos y cautivos, | de la cabeza de jefes enemigos”. Aclamadlo, naciones, con su pueblo, | porque él vengará la sangre de sus siervos, | porque tomará venganza de sus enemigos | y purificará el suelo de su pueblo».
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