Isaías 27, 1-13

Aquel día castigará el Señor con su espada templada, grande y fuerte, al Leviatán, serpiente huidiza, al Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al Dragón marino. ° Aquel día cantaréis a la viña deliciosa: Yo, el Señor, soy su guardián. | Con frecuencia la riego. | Para que nadie la dañe, la vigilo noche y día. Ya no estoy enfadado. | Si me diera zarzas y cardos, | combatiría contra ellos, los quemaría todos juntos. Pero no se acoge a mi cuidado. | ¡Que haga la paz conmigo! | ¡Que conmigo haga la paz! Llegarán días en que Jacob echará raíces, | Israel echará brotes y flores, | y sus frutos llenarán el mundo. ¿Lo ha herido como hirió a quienes lo herían? | ¿Lo ha matado como mató a quienes lo mataban? Lo has castigado expulsándolo, enviándolo lejos, | lo dispersaste como un viento impetuoso del desierto. Así quedará reparada la culpa de Jacob. Y este será el fruto de que le hayan quitado su pecado: que convierta las piedras de los altares en polvo de piedra caliza y que no erija más palos sagrados en honor de Aserá, ni altares de incienso en honor del sol. La plaza fuerte ha quedado solitaria, | un extenso pastizal desolado como un desierto. | Allí pastará el novillo, | se echará y devorará los arbustos. Cuando se secan las ramas, las parten, | y las mujeres con ellas hacen fuego. | Pues no es un pueblo sensato; | por eso su Hacedor no se apiada, | aquel que lo ha formado no se apiada. Aquel día, trillará el Señor las espigas | desde el Gran Río hasta el Torrente de Egipto; | y a vosotros, hijos de Israel, os recogerá uno a uno. Aquel día, el Señor tocará la gran trompeta, | y volverán los que estaban perdidos en Asiria | y los dispersados en Egipto, | para postrarse ante el Señor | en el monte santo de Jerusalén.
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