I Macabeos 7, 39-49

Nicanor partió de Jerusalén y acampó en Betjorón, donde se le unió un contingente de Siria. Judas, por su parte, acampó en Adasa con tres mil hombres, e hizo esta oración: "Cuando los enviados del rey blasfemaron, apareció tu Ángel y exterminó a ciento ochenta y cinco mil de ellos. Así también, destruye hoy ante nosotros a este ejército, para que los demás reconozcan que su jefe blasfemó contra tu Santuario, y júzgalo conforme a su maldad". El día trece del mes de Adar, los ejércitos entraron en combate y el de Nicanor fue desbaratado. El primero en caer fue el mismo Nicanor, y cuando los soldados vieron que había caído, tiraron las armas y huyeron. Los israelitas los persiguieron durante todo un día, desde Adasa hasta las proximidades de Gázara, tocando detrás de ellos las trompetas de alarma. De todas las poblaciones judías de los alrededores salía gente que los fue envolviendo, hasta obligarlos a volverse unos contra otros. Así cayeron todos al filo de la espada, y no quedó ni uno solo. Los judíos se apoderaron de los despojos y del botín, y cortaron la cabeza de Nicanor y su mano derecha, que él había levantado con prepotencia. Luego las llevaron y las colgaron a la entrada de Jerusalén. El pueblo se llenó de alegría; todos celebraron ese día como una gran fiesta y determinaron conmemorar cada año aquel día, trece de Adar.
Ver contexto