I Samuel 22, 1-5

David partió de allí y se puso a salvo en la caverna de Adulam. Al enterarse, sus hermanos y toda la casa de su padre bajaron a unirse con él. Además, se le juntaron todos los que estaban en algún aprieto, cargados de deudas o descontentos de la vida. Así llegó a ser jefe de unos cuatrocientos hombres. De allí David se fue a Mispé de Moab y dijo al rey de Moab: "Deja que mi padre y mi madre vivan entre ustedes, hasta que yo sepa lo que Dios va a hacer conmigo". Luego los llevó a la presencia del rey de Moab, y ellos se quedaron con él todo el tiempo que David estuvo en el refugio. El profeta Gad dijo a David: "¡No te quedes en el refugio! Entra en el país de Judá". Entonces David partió y entró en el bosque de Járet.
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