Jeremías  13, 1-7

Así me habló el Señor: "Ve a comprarte una faja de lino; te la ajustarás a la cintura, pero no la meterás en el agua". Yo compré la faja, conforme a la palabra del Señor, y me la ajusté a la cintura. La palabra del Señor me llegó por segunda vez, en estos términos: "Toma la faja que habías comprado y que llevas puesta a la cintura. Ve en seguida a Perat y escóndela allí en la hendidura de una roca". Yo fui a esconderla en Perat, como el Señor me lo había ordenado. Al cabo de muchos días, el Señor me dijo: "Ve enseguida a Perat y recoge la faja que yo te mandé esconder allí". Yo fui a Perat, cavé y recogí la faja del lugar donde la había escondido: la faja estaba estropeada, no servía para nada.
Ver contexto