I Timoteo 1, 6-18

de cuya línea algunos se desvían, viniendo a dar en vaciedades, alardeando de doctores de la Ley, sin entender lo que dicen ni lo que afirman. Pues sabemos que la Ley es buena para quien use de ella convenientemente, teniendo en cuenta que la Ley no es para los justos, sino para los inicuos, para los rebeldes, para los impíos y pecadores, para los que carecen de religión y piedad, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los prostituios y sodomitas, ladrones de esclavos, embusteros, perjuros y si algún otro hay que se oponga a la sana doctrina. conforme al Evangelio glorioso del bienaventurado Dios, que me ha sido encomendado. Gracias doy a nuestro Señor Cristo Jesús, que me fortaleció, de haberme juzgado fiel al confiarme el ministerio, a mí, que primero fui blasfemo y perseguidor violento, mas fui recibido a misericordia porque lo hacía por ignorancia en mi incredulidad;" y sobreabundó la gracia de nuestro Señor con la fe y la caridad en Cristo Jesús. Verdadero es el dicho y digno de ser por todos recibido, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Mas por esto conseguí la misericordia, para que en mí primeramente mostrase Jesucristo toda su longanimidad y sirviera de ejemplo a los que habían de creer en El para la vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Este es el requerimiento que yo te confío, hijo mío Timoteo, conforme a las profecías de ti hechas anteriomente, a fin de que, puestos en ellas los ojos, sostengas el buen combate
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