II Crónicas  21, 18-20

Después de esto le hirió a él Yahvé en las entrañas de una enfermedad incurable, que fue creciendo de día en día, hasta que al fin del año segundo se le salieron a Joram las entrañas por la violencia del mal. Murió en medio de los más acerbos dolores, y su pueblo no quemó perfumes en su honor, como lo había hecho con sus padres. Treinta y dos años tenía cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. Se fue sin ser llorado de nadie y le sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
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