II Reyes  23, 16-18

Cuando Josías se volvía de allí, vio los sepulcros que había en la montaña, y mandó sacar de ellos los huesos y los quemó sobre el altar, profanándolo conforme a la palabra de Yahvé pronunciada por el hombre de Dios que había anunciado esto. preguntó: “¿Qué monumento es aquel que veo allí?” Los habitantes de la ciudad le respondieron: “Es el sepulcro del hombre de Dios que vino de Judá y anunció estas cosas que tú has hecho con el altar de Betel,” Entonces dijo él: “Dejadle en paz. Que nadie remueva sus huesos.” Así se conservaron intactos sus huesos, juntos con los del profeta que procedía de Samaría.
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