II Samuel  18, 14-26

Joab le dijo entonces: “No será así, yo mismo le atravesaré delante de ti”; y cogiendo tres dardos en sus manos, se los clavó en el corazón a Absalón, que todavía vivía, pendiente de la encina." Cercáronle luego diez mozos, escuderos de Joab, que hirieron a Absalón, acabándole. Entonces tocó Joab la trompeta, y el pueblo cesó en la persecución de Israel, porque Joab dio esta orden;" y cogiendo a Absalón, echáronle en un gran hoyo en el bosque y lo cubrieron con un gran montón de piedras, e Israel huyó cada uno a su casa. Habíase alzado Absalón en vida un monumento en el valle del rey, diciendo: “Para que se conserve la memoria de mi nombre, pues que no tengo hijos,” y dio al monumento su nombre, y así se llama hoy todavía el cipo de Absalón. Ajimas, hijo de Sadoc, dijo: “Déjame correr al rey para darle la noticia de que Yahvé le ha hecho justicia de las manos de sus enemigos.” Joab le dijo: “No le llevarás hoy tú la noticia, ya se la llevarás otra vez; pero no lo hagas hoy, pues que ha muerto el hijo del rey.” Y Joab dijo a un cusita: “Ve y anuncia al rey lo que has visto.” El cusita se prosternó ante Joab y corrió. Ajimas, hijo de Sadoc, dijo, a pesar de todo, a Joab: “Ocurra lo que ocurra, déjame que corra tras el eusita.” Y Joab le dijo: “¿Por qué te empeñas en correr a él, hijo mío? Este mensaje no te aprovecharía.” “Ocurra lo que ocurra, yo voy,” repuso Ajimas, y Joab le respondió: “Ve.” Ajimas corrió por el camino de la Hoya y se adelantó al cusita. Estaba David sentado entre las dos puertas. El centinela que estaba en la torre sobre la puerta alzó los ojos y miró, y vio al hombre que corría solo hacia la ciudad, y gritó para advertir al rey. El rey dijo: “Si viene solo, es que trae buenas noticias.” En tanto el hombre siguió acercándose hacia la ciudad, y el centinela descubrió al otro que corría también, y gritó del lado de la puerta: “Otro que corre solo.” El rey dijo: “Es que también trae buenas noticias.”
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