Habacuc  2, 8-19

Porque has despojado a muchas gentes, todos los pueblos que quedan te despojarán a ti por la sangre humana derramada y la violencia hecha al país, a la ciudad y cuantos en ella habitan. ¡Ay del que codicioso enriquece injustamente su casa y quiere poner muy alto su nido para escapar al infortunio! Has tramado lo que es vergonzoso para tu casa, asolaste a muchos pueblos, y tu alma ha pecado, porque chilla en el muro la piedra y la responde en el enmaderado la viga. ¡Ay del que edifica con sangre la ciudad y la cimenta sobre la iniquidad! ¿No es de Yahvé de los ejércitos que los pueblos trabajan para el fuego y las gentes se fatigan por la vanidad ? Llenaráse la tierra del conocimiento de la gloria de Yahvé como las aguas llenan el mar. ¡Ay del que da a beber a su prójimo y derrama su veneno hasta embriagarlo para contemplar sus desnudeces! ¡Estás saciado de ignominia en vez de honra! ¡Bebe a tu vez y tambaléate! A ti se te dará el cáliz de la diestra de Yahvé, y en vez de gloria, vergüenza. Porque la violencia hecha al Líbano te cubrirá, y la destrucción de los te será causa de terror por la sangre humana derramada y la violencia hecha al país, a la ciudad y a cuantos en ella habitan. ¿De qué sirve la escultura que su autor esculpió, de qué la imagen fundida y el oráculo mendaz, para que el que la hizo ponga la confianza en ella, por haberse fabricado ídolos mudos? ¡Ay del que dice al leño: “¡Despierta!” y a la piedra: “¡Levántate!” Esos no enseñan sino a enmudecer8. He aquí que están cubiertos de oro y de plata, pero no hay en ellos el menor hálito de vida.
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