Hebreos 5, 7-9

El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal oraciones y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que era poderoso para salvarle de la muerte, fue escuchado en razón de su piedad. Y aunque era Hijo, aprendió por sus padecimientos la obediencia, y, perfeccionado, vino a ser para todos los que le obedecen causa de salud eterna,
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