Isaías 50, 4-11

El Señor, Yahvé, me ha dado lengua de discípulo para saber sostener con palabras al cansado. Cada mañana despierta mis oídos para que oiga como discípulo;" el Señor, Yahvé, me ha abierto los oídos, y yo no me resisto, no me echo atrás. He dado mis espaldas a los que me herían, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba. Y no escondí mi rostro ante las injurias y los esputos. Pero el Señor, Yahvé, me socorre, y por eso no fui confundido, por eso hice mi rostro como de pedernal,sabiendo que no sería confundido. Cerca está mi Justificador; ¿quién contenderá conmigo? Comparezcamos juntos; ¿quién es mi demandante? Que se acerque a mí." He aquí que el Señor, Yahvé, me asiste; ¿quién me condenará? He aquí que todos ellos se gastarán como un vestido, la polilla los consumirá." ¿Quién de vosotros terne a Yahvé, escucha la voz de su Siervo? El que ande en tinieblas, privado de resplandor, que confíe en el nombre de Yahvé y se apoye en su Dios. He aquí que todos vosotros encendéis fuego, encendéis saetas8; caminad a la luz de vuestro fuego y entre las saetas que habéis encendido. Por mi mano os sucederá esto, en tormento yaceréis."
Ver contexto