Jeremías  38, 7-12

Oyó Abdemelec, etíope, eunuco de la casa real, que habían metido a Jeremías en la cisterna. El rey estaba entonces en la puerta de Benjamín. Salió Abdemelec del palacio, y fue a decir al rey: Rey, mi señor, han hecho mal esos hombres tratando así a Jeremías, profeta, metiéndole en la cisterna para que muera allí de hambre, pues no hay ya pan en la ciudad. Mandó el rey a Abdemelec el etíope, diciéndole: Toma contigo tres hombres y saca de la cisterna a Jeremías antes de que muera. Tomando, pues, consigo Abdemelec a los hombres, se dirigió al ropero del palacio, y tomó de allí unos cuantos vestidos usados y ropas viejas, que con cuerdas se hizo llegar a Jeremías en la cisterna. Y dijo Abdemelec el etíope a Jeremías: Ponte estos trapos y ropas viejas debajo de los sobacos, sobre las cuerdas. Hízolo así Jeremías,
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