Juan  4, 46-54

Llegó, pues, otra vez a Cana de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un cortesano cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. Oyendo que llegaba Jesús de Judea a Galilea, salió a su encuentro y le rogó que bajase y curase a su hijo, que estaba para morir. Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creéis. Díjole el cortesano: Señor, baja antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Vete; tu hijo vive. Creyó el hombre en la palabra que le dijo Jesús y se fue." Ya bajaba él, cuando le salieron al encuentro sus siervos, diciéndole: Tu hijo vive. Preguntóles entonces la hora en que se había puesto mejor, y le dijeron: Ayer, a la hora séptima, le dejó la fiebre. Conoció, pues, el padre que aquella misma era la hora en que Jesús le dijo: “Tu hijo vive.” Y creyó él y toda su casa. Este fue el segundo milagro que hizo Jesús viniendo de Judea a Galilea.
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