Lucas 4, 31-38

Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba los días de sábado, y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra iba acompañada de autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído del espíritu de un demonio impuro que gritaba a grandes voces: ¡Ah! ¿Qué hay entre ti y nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Bien sé que eres el Santo de Dios. Jesús le ordenó diciendo: Cállate y sal de él. El demonio arrojó al poseso en medio; salió de él sin hacerle daño." Quedaron todos pasmados, y mutuamente se hablaban diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y poder impera a los espíritus y salen? Por todos los lugares de la comarca se divulgó su fama. Saliendo de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con una gran calentura, y le rogaron por ella.
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