Lucas 8, 16-18

Nadie, después de haber encendido una lámpara, la cubre con una vasija ni la pone debajo de la cama, sino que la coloca sobre el candelabro, para que los que entren vean. Pues nada hay oculto que no haya de descubrirse ni secreto que no haya de conocerse y salir a la luz. Mirad, pues, cómo escucháis, porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que parece tener se le quitará.
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