Nehemías 4, 8-13

Fui a ver, y levantándome, dije a los jefes y a los magistrados y al resto del pueblo: “¡No los temáis! Acordaos del Señor, grande y terrible, y luchad por vuestros hermanos, por vuestros hijos y vuestras hijas, por vuestras mujeres y vuestras casas.” Cuando supieron los enemigos que estábamos apercibido frustró Dios su consejo, y volvimos todos a continuar la muralla cada uno en su trabajo. Desde entonces, la mitad de los mío* trabajaba, y la otra mitad estaba sobre las armas con las lanzas8 los escudos, los arcos y las corazas. Los jefes estaban detrás de toda la casa de Judá. Los que construían la muralla y los que cargaban y acarreaban las cargas, trabajaban con una mano y tenían una arma en la otra;" todos, mientras trabajaban, tenían las espadas ceñidas a sus lomos. Yo tenía junto a mí al trompeta;" y dije a los jefes, a los magistrados y al resto del pueblo: “La obra es mucha y extensa y estamos en la muralla apartados, lejos unos de otros;"
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