Rut 1, 9-19

Que os dé Yahvé hallar paz cada una en la casa de su marido.” Y las besó. Alzando la voz, pusiéronse a llorar, y le decían: “No; nos iremos contigo a tu pueblo.” Noemí les dijo: “Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de venir conmigo? ¿Tengo, por ventura, todavía en mi seno hijos que puedan ser maridos vuestros?" Volveos, hijas mías; andad. Soy ya demasiado vieja para volver a casarme. Y aunque me quedara todavía esperanza y esta misma noche estuviera casada y tuviera hijos, ¿ibais a esperar vosotras hasta que fueran grandes?" ¿Ibais por eso a dejar de volver a casaros? No, hijas mías; mi pena es más grande que la vuestra, porque pesa sobre mí la mano de Yahvé.” Y, alzando la voz, se pusieron otra vez a llorar. Después Orfa besó a su suegra; pero Rut se abrazó a ella." Noemí le dijo: Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios; vuélvete tú corno ella.” Rut le respondió: “No insistas en que te deje y me vaya lejos de ti; donde vayas tú, iré yo; donde mores tú, moraré yo; tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios;" donde mueras tú, allí moriré y seré sepultada yo. Que Yahvé me castigue con dureza si algo, fuera de la muerte, me separa de ti.” Viendo que Rut estaba decidida a seguirla, cesó Noemí en sus instancias. Juntas hicieron el camino hasta llegar a Belén; y cuando entraron, toda la ciudad se conmovió al verlas, y las mujeres se decían: “¿Es és¿a Noemí?”
Ver contexto