I Reyes 17 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 24 versitos |
1 ° Elías, el tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: «Vive el Señor, Dios de Israel, ante quien sirvo, que no habrá en estos años rocío ni lluvia si no es por la palabra de mi boca».
2 La palabra del Señor llegó a Elías diciendo:
3 «Sal de aquí, dirígete hacia oriente y escóndete en el torrente de Querit, frente al Jordán.
4 Habrás de beber sus aguas y he ordenado a los cuervos que allí te suministren alimento».
5 Fue a establecerse en el torrente de Querit, frente al Jordán, procediendo según la palabra del Señor.
6 Los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y lo mismo al atardecer; y bebía del torrente.
7 ° Al cabo de unos días se secó el torrente, pues no hubo lluvia sobre el país.
8 La palabra del Señor llegó entonces a Elías diciendo:
9 «Levántate, vete a Sarepta de Sidón y establécete, pues he ordenado a una mujer viuda de allí que te suministre alimento».
10 Se alzó y fue a Sarepta. Traspasaba la puerta de la ciudad en el momento en el que una mujer viuda recogía por allí leña. Elías la llamó y le dijo: «Tráeme un poco de agua en el jarro, por favor, y beberé».
11 Cuando ella fue a traérsela, él volvió a gritarle: «Tráeme, por favor, en tu mano un trozo de pan».
12 Ella respondió: «Vive el Señor, tu Dios, que no me queda pan cocido; solo un puñado de harina en la orza y un poco de aceite en la alcuza. Estoy recogiendo un par de palos, entraré y prepararé el pan para mí y mi hijo, lo comeremos y luego moriremos».
13 Pero Elías le dijo: «No temas. Entra y haz como has dicho, pero antes prepárame con la harina una pequeña torta y tráemela. Para ti y tu hijo la harás después.
14 Porque así dice el Señor, Dios de Israel: “La orza de harina no se vaciará | la alcuza de aceite no se agotará | hasta el día en que el Señor conceda | lluvias sobre la tierra”».
15 Ella se fue y obró según la palabra de Elías, y comieron él, ella y su familia.
16 Por mucho tiempo la orza de harina no se vació ni la alcuza de aceite se agotó, según la palabra que había pronunciado el Señor por boca de Elías.
17 Después de estos hechos, cayó enfermo el hijo de la dueña de la casa; su mal fue agravándose hasta el punto de que no le quedaba ya aliento.
18 Entonces la viuda dijo a Elías: «¿Qué hay entre tú y yo, hombre de Dios? ¡Has venido a recordarme mis faltas y a causar la muerte de mi hijo!».
19 Elías respondió: «Entrégame a tu hijo». Lo tomó de su regazo, lo subió a la habitación de arriba donde él vivía, y lo acostó en su lecho.
20 Luego clamó al Señor, diciendo: «Señor, Dios mío, ¿vas a hacer mal a la viuda que me hospeda, causando la muerte de su hijo?».
21 Luego se tendió tres veces sobre el niño, y gritó al Señor: «Señor, Dios mío, que el alma de este niño vuelva a su cuerpo».
22 El Señor escuchó el grito de Elías y el alma del niño volvió a su cuerpo y el niño volvió a la vida.
23 Tomó Elías al niño, lo bajó de la habitación de arriba al interior de la casa y se lo entregó a su madre, diciendo: «Mira, tu hijo está vivo».
24 La mujer dijo a Elías: «Ahora sé que eres un hombre de Dios, y que la palabra del Señor está de verdad en tu boca».

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Introducción a I Reyes

1 REYES

Los dos libros de los Reyes son la continuación de los de Samuel. Juzgan la historia en su conjunto con el criterio teológico del Deuteronomio y con el esquema: pecado, destierro, retorno. Así, tras la destrucción de Samaría, se hace una larga reflexión presentando el desastre como castigo de las infidelidades de Israel (2Re 17:7-23). En los relatos de estos libros destacan, por sus intervenciones, las grandes figuras de dos profetas: Elías y Eliseo. Entre los reyes de Israel resaltan, por su corazón pervertido, Jeroboán I y Ajab con su mujer Jezabel. Se reconoce, sin embargo, la fidelidad de Ezequías (2Re 18:1-37 - 2Re 20:1-21) y la del piadoso rey Josías (2Re 22:1 - 2Re 23:30).

De su teología podemos destacar los siguientes elementos:

1) el monoteísmo: Israel no reconoce otro Dios y Señor que el de los patriarcas;

2) la esperanza mesiánica: a pesar de la maldad de los reyes, Dios hará surgir de la dinastía de David un rey verdaderamente fiel;

3) las instituciones: fundamentalmente el rey y el templo, auténticos pilares de la estabilidad del pueblo, y

4) el destierro, con el que se culmina el libro dejando en interrogante el futuro del pueblo elegido.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

I Reyes 17,1-24*17:1-22:53 El ciclo de Elías lo componen relatos que en un principio circulaban por separado, pero que forman un conjunto bien trabado, con un hilo conductor que sigue los viajes del profeta, a Transjordania primero, después al norte más allá de los límites de Israel, luego de retorno a territorio israelita, más tarde al sur, fuera también de las fronteras, hasta su regreso a Transjordania, cerrando así el círculo narrativo. Estos relatos trazan un cuadro de la vida del profeta sobre el fondo de un encarnizado enfrentamiento entre yahvismo y baalismo.


I Reyes 17,7-24*17:7-24 La ciudad de Sarepta estaba en territorio de Sidón y por tanto fuera, en principio, de la jurisdicción y del poder del Dios de Israel, pero el relato muestra que el poder del Señor se extiende también a tierra extranjera, donde protege a los suyos dándoles un alimento milagroso comparable al maná del éxodo. En todo lugar, el Señor tiene poder también sobre la vida y la muerte. La mujer cananea reconoce al Dios de Israel y la autoridad de su profeta que transmite su palabra (v. 1Re 17:24).