I Crónicas 12 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 40 versitos |
1 Estos son los que fueron a Sicelag, donde estaba David, cuando este evitaba a Saúl, hijo de Quis. Eran de los valientes que le ayudaban en la guerra;
2 equipados con arco, podían lanzar piedras y disparar flechas con las dos manos. Eran parientes de Saúl, el benjaminita:
3 Ajiézer, el jefe, y Joás, hijos de Semaá, de Guibeá; Yeziel y Pélet, hijos de Asmávet; Beracá y Jehú, de Anatot;
4 Yismaías, de Gabaón, valiente entre los treinta y jefe de los mismos;
(5) Jeremías, Yajaziel, Juan, Jozabad, de Guederot;
5 (6) Eluzay, Yerimot, Baalías, Semarías y Sefatías, de Jarif;
6 (7) Elcaná, Isaías, Azarel, Yoézer, Yasobán, coreítas;
7 (8) Yoelá y Zebadías, hijos de Yeroján, de Guedor.
8 (9) También algunos gaditas se pasaron a David en el refugio del desierto: valientes guerreros, combativos, diestros con el escudo y la lanza, parecidos a los leones, ágiles como gacelas monteses.
9 (10) Su jefe era Ézer; Abdías, el segundo; Eliab, tercero;
10 (11) Mismaná, cuarto; Jeremías, quinto;
11 (12) Atay, sexto; Eliel, séptimo;
12 (13) Juan, octavo; Elzabad, noveno;
13 (14) Jeremías, décimo; Macbanay, undécimo.
14 (15) Todos estos gaditas eran jefes del ejército; el menor mandaba a cien y el mayor a mil.
15 (16) Estos son los que el mes primero pasaron el Jordán, cuando se desborda por sus riberas, y pusieron en fuga a los habitantes de los valles, a oriente y occidente.
16 (17) También algunos benjaminitas y judaítas fueron al refugio de David.
17 (18) Este salió a su encuentro y les dijo: «Si venís a mí en son de paz para ayudarme, estoy dispuesto a unirme a vosotros; pero si es para entregarme a mis enemigos, sin haber actuado con violencia, que el Dios de nuestros padres lo vea y os lo demande».
18 (19) Entonces el espíritu cubrió a Amasay, jefe de los treinta: «Somos tuyos, David. | Contigo estamos, hijo de Jesé. | ¡Paz, paz a ti! | ¡Paz a los que te ayuden, | porque tu Dios te ayuda!». David los recibió y los puso al frente de su tropa.
19 (20) También algunos de Manasés se pasaron a David, cuando este iba con los filisteos a la guerra contra Saúl. Aunque en realidad no combatió con ellos, porque los príncipes de los filisteos, tras deliberar, pensaron: «Se pasará a Saúl, su señor, con nuestras cabezas».
20 (21) Cuando volvió a Sicelag, se le pasaron algunos de Manasés: Adná, Yozabad, Yediael, Miguel, Yozabad, Elihú y Siletay, jefes de millares de Manasés.
21 (22) Ayudaron a David en sus incursiones. Todos ellos fueron valientes guerreros y llegaron a ser jefes del ejército.
22 (23) Día tras día le llegaban refuerzos a David, hasta que llegó a formar un gran ejército, un ejército poderosísimo.
23 (24) Este es el número de los líderes preparados para la guerra que se presentaron a David, en Hebrón, para transferirle el reino de Saúl, conforme a la palabra del Señor:
24 (25) seis mil ochocientos de Judá, portadores de escudo y lanza, preparados para la guerra;
25 (26) siete mil cien benjaminitas valientes y esforzados para la guerra;
26 (27) cuatro mil seiscientos de Leví;
27 (28) Yehoyadá, jefe de los aaronitas, con otros tres mil setecientos;
28 (29) Sadoc, joven guerrero y valeroso, con veintidós jefes de su familia;
29 (30) tres mil de Benjamín, parientes de Saúl, que hasta entonces habían permanecido fieles en su mayor parte a la casa de Saúl;
30 (31) veinte mil ochocientos efraimitas, guerreros valientes y famosos en sus familias;
31 (32) dieciocho mil de media tribu de Manasés, nominalmente designados para ir a proclamar rey a David;
32 (33) doscientos jefes de Isacar, y todos sus hermanos a sus órdenes, duchos en discernir las oportunidades y en saber lo que Israel debía hacer;
33 (34) cincuenta mil de Zabulón, aptos para el ejército, preparados para la guerra, equipados con toda clase de armas, que intervenían sin doblez de corazón;
34 (35) mil jefes de Neftalí, con treinta y siete mil hombres provistos de escudo y lanza;
35 (36) veintiocho mil seiscientos danitas, preparados para la guerra;
36 (37) cuarenta mil de Aser, aptos para el ejército y preparados para la guerra;
37 (38) y de Transjordania, ciento veinte mil entre rubenitas, gaditas y media tribu de Manasés, provistos de toda clase de armas.
38 (39) Todos estos hombres de guerra, agrupados en formaciones, fueron a Hebrón decididos a nombrar a David rey de todo Israel. También los demás israelitas estaban de acuerdo en nombrar rey a David.
39 (40) Permanecieron allí tres días con David, comiendo y bebiendo a expensas de sus hermanos.
40 (41) Tanto los de las cercanías como los de Isacar, Zabulón y Neftalí vinieron en asnos, camellos, mulos y bueyes, trayendo víveres: harina, tortas de higos, pasas, vino y aceite, ganado mayor y menor en abundancia, porque Israel estaba en fiesta.

Patrocinio

 
 

Introducción a I Crónicas

1 CRÓNICAS

Por los libros de la llamada escuela deuteronomista (de Josué a 2 Reyes) estamos al tanto del período que va desde Josué hasta el destierro. El autor de Crónicas se remonta hasta Adán y llega hasta Esdras, al menos. El núcleo de su enseñanza puede resumirse en los términos siguientes: toda la historia tiene un centro de gravitación, que en el presente caso es el templo, proyectado por David y edificado por Salomón. En el templo se congrega el pueblo de Dios para buscar al Señor y alabarlo. La alabanza se torna súplica en momentos de dificultad -en la guerra, por ejemplo-, en los que el pueblo únicamente ha de rezar, confiar y esperar; el resto lo hará milagrosamente el Señor. Desde esta perspectiva, el rey David y su dinastía no han caducado, por más que ya no existan cuando escribe el cronista.

El esfuerzo intelectual y religioso de esta extensa obra tuvo su recompensa: la comunidad judía no perdió su identidad, supo afrontar un siglo más tarde la ola arrolladora del helenismo y, después, hizo frente a todos los avatares de la diáspora, las múltiples persecuciones a lo largo de los siglos e incluso el holocausto.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

Patrocinio

Notas